sábado, 21 de mayo de 2011

LA POESÍA DESDE HOMERO Y OVIDIO A NUESTROS DÍAS

 ‑¡Oh dioses! ¡Qué motivo de pesar tan grande le ha llegado a la tierra… (La ilída Canto I)                           
Pero llevadme ya a las naves de ligero andar, o dejadme aquí, atado con recios lazos, para que vayáis y comprobéis si os hablé como debía.
(Canto X  )
        







     



  


                                                   OVIDIO       





Apresúrate; no te fíes de las horas venideras. El que hoy no está dispuesto, menos lo estará mañana.

La gota horada la roca, no por su fuerza sino por su constancia





http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/OtrosAutoresdelaLiteraturaUniversal/Homero/Iliada/
















    

lunes, 16 de mayo de 2011

Aporte trabajo colaborativo 3 El valor estético. Poesía

Hay estados del alma imposibles de materializar en palabras .
Escribimos el reflejo de aquello, que rozara en otra frecuencia del espacio-tiempo, la superficie del espejo de nuestra memoria.
Interpretamos el mundo y le damos significado a las cosas, para no morir presos de la desesperación o la insania.
Aquello que escribimos es una aproximación hacia lo que realmente vimos o sentimos, es nuestra inteligencia la que nos surte de conceptos o aproximaciones hacia aquello que parece tener el rostro de la verdad.
Es necesario escribir con el corazón y no con la cabeza.De una u otra forma todos somos eco de la repetición o sombra del olvido.
(Diario de la estre-hez)Arley Botero

martes, 29 de marzo de 2011

TRABAJO COLABORATIVO1 ESTETICA 401210 GRUPO 17 LOS DEMIURGOS ALBA HERNANDEZ SANDRA LILIANA RODRIGUEZ YULIBEY FARIDHE ARDILA YURISAM MANCILLA ARLEY DE JESÚS BOTERO PRESIGA

ANALISIS CRÍTICO UNIDAD 1 LO ESTÉTICO



1. UNA MIRADA PROPEDÉUTICA SOBRE LA ESTÉTICA
El placer que producen en nuestro ser, aquellas experiencias de apreciación y contemplación y cuyo sentido de percepción, por parte nuestra no es  más que la catarsis, el lúdico juego de fruición  en nosotros mismos, que habrá de hacer surgir  en nosotros, un estado de comunión  con aquellos objetos que apreciamos, no solo por el placer que producen en nosotros, sino por lo  inspirador que pueden sernos y donde su naturaleza  estética se erige como centro de ese espiral que hace que nuestras emociones aún las más pequeñas, las más  ocultas asciendan en intensidad y podamos reconocernos en nuestra propia humanidad, esa cualidad de ser que creímos perdida en el marasmo de la velocidad, que arrastra a  citadinos y rurales al sinsentido de sus propias ocupaciones, de sus cotidianidades, de sus oficios para la sobrevivencia y donde no queda, una fracción de tiempo para sumergirse en el color de un cuadro, en las formas y dimensiones de una escultura besada por un rayo de sol o acaso tocada por la niebla matutina, bajo un arco iris irreal que parece nacer de la copa de un árbol allá a lo lejos.
¡Ah si hiciéramos de la vida una estética! Derrotaríamos quizá la tiranía de la cifra, del número que pervierte y justifica  las grandes barbaries de nuestros días.
 Hemos perdido el goce de vivir, porque hemos perdido el asombro de estar vivos, porque nuestros sentidos se han atrofiado, porque hemos perdido la capacidad de ver las pequeñas cosas, las simples cosas, que no por simples dejarán de ser reveladoras, manifestantes de extrañeza,  una piedra con su forma de rostro humano, la tonada del  rio que parece revelarnos sus secretos en medio del silencio de los árboles, hemos preferidos estar ebrios sin revelación alguna  tontamente ebrios, violentamente ebrios, sin ninguna dimensión que pueda llevarnos a un estado alterado de conciencia donde alcancemos un estado de plenitud o sublimación que nos conduzca a la creación.
Se trata pues de recuperarnos de no quedar vencidos en este mar de información, de imágenes que lastiman el espíritu hasta hacernos insensibles, bajo los aullidos de taladros, de chillidos de máquinas y autos expeliendo su humo venenoso hasta nublarnos la mirada y no reconocer más que sombras en los iniciales resplandores del alba.Hemos perdido la actitud estética, porque hemos priorizado  nuestra importancia personal, situándola  por encima en la relación que establecemos  con el objeto estético, haciendo otras lecturas del objeto que rayan en el discurso cientificista, utilitario, religioso, económico, etc.


2. ANALISIS UNIDAD UNO (LO ESTÉTICO)

 



Tres puntos de vista  el  teórico, el práctico y el estético,  se evidencian en la lectura de esta primera unidad.  Además se nos muestra como nos comportamos estéticamente ante las cosas y ante sus formas, cuando las contemplamos y vivimos sin buscar otra finalidad que lo que ellas puedan dar a nuestro sentimiento. Al mismo tiempo se nos aclara que el punto de vista estético es,  el reverso del comportamiento práctico.

Un texto de gran valía de Kant, nos muestra los dos sentidos de la palabra “interés". En primer lugar, el estímulo espiritual, la excitación de las funciones psíquicas, el interés espiritual por algo. Interpretado en este sentido, el interés es una sensación intelectual, enlazada a los actos de intuición y de conocimiento y que para nada perturba o tergiversa la vivencia estética. Y en un segundo lugar, una ventaja, el deseo de  utilidad material para la vida, el interés en algo; en este sentido, se habla de los intereses de un capital o se llama interesado a un hombre que vive atento a lo que pueda reportarle una ventaja.


Por tanto lo estético es un valor muy frágil, fácil de quebrar, al que perjudica todo contacto con lo práctico, de cualquier clase que ello sea. Para que pueda darse la contemplación estética, hace falta que el objeto se desconecte de toda motivación de orden práctico, de todo interés. Esta ausencia de interés constituye una de las características esenciales del punto de vista estético.





LA ESENCIA DE LO ESTÉTICO. Friedrich Kainz 

 

 

Nos plantea el autor como la esencia de lo estético está definido por la capacidad de contemplación sin otro sentido mismo que el de la percepción misma de los sentidos, del goce, de la emoción sin manipulaciones que lleven al individuo a otra esfera que no sea la de la simple y llanamente percepción de aquello que se contempla, como capacidad real de la sensibilidad de aquel que mira el objeto y se hace uno con él entrando en verdadera comunión con el objeto,  no hay en la búsqueda estética una necesidad de la visión teórica,no es lo intelectual lo que marca un derrotero a seguir, no hay tampoco una necesidad de llevar, encontrar o conjurar en un pragmatismo cotidiano un sentido de utilidad para el objeto, pues no es un recipiente fabricado en serie en una factoría para contener millones de litros de agua. La esencia de lo estético estriba en la profunda sensibilidad del individuo que trasciende el sentido de intelectualidad y practicidad y encuentra en lo sublime una posibilidad o quizas la única verdad de trascendencia humana, pues es en el arte donde el hombre se parece a los dioses.

 

http://bajaartists.com/guest/hector-toro/

REFLEXIÓN FILOSOFICA SOBRE EL PERFUME





Se pone en evidencia en esta película el papel  que desarrollan los sentidos en las personas, ya que no todos vemos, oímos, sentimos y olemos de la misma forma  y de como en cualquier momento de nuestras vidas los pensamientos nos pueden cambiar llevándonos a convertirnos en seres despiadados y perder todo nuestro control.
En esta película también se puede evidenciar la mezcla que existe entre lo  bello, lo feo y todas las percepciones que se pueden tener sobre las cosas y las personas.

¿Cual es el límite entre lo ético y lo estético? ¿El fin justifica los medios?
Jean Baptiste Grenuoille es el talentoso artista que se juega el todo por el todo aún a riesgo de su propia vida, sus demonios interiores lo arrastran (emociones y sentimientos) sin remordimientos ni culpas a la búsqueda de la perfección de la captación y de la belleza y la candidez, ocultas en los torsos  de las vírgenes que habrán de ser sacrificadas para consumar su acto de creación que terminará por convertirlo en una obsesión delirante y patológica  haciendo de él un asesino en serie. 
A Jean Baptiste lo une al Raskolnikof, de Dovstoieski,en "crimen y castigo"  su vida sordida  su pobreza, y su instinto asesino  que los han marcado en su gran soledad y en su desamor hacia los otros, su necesidad de posesión hace del objeto de su deseo (la obtención del perfume perfecto) el elemento que fragmenta su espíritu pues sucumbe ante el poder creador dado por su  innato talento para cuya solución no encuentra otra que la de asesinar para poseer el objeto deseado , al igual que en la novela de crimen y castigo de Dovstoieski.la pregunta que queda como una bruma o nube es el problema ético de si el fin justifica los medios, de si hay un límite entre lo ético y lo estético. 


Ahora bien las pretensiones de la estética no son más que la compresión de los objetos en la dimensión de su esencia, en este caso del perfume, se parte de lo feo, los malos olores del mercado en donde nace Jean Batiste, para luego alcanzar la dimensión de lo bello  a través de la apreciación o captación de la belleza de las feminas, de las que habrá de obtener la esencia de sus almas    para  que Grenouille alcance en el perfume perfecto el elemento sublime de la belleza.


http://estetica-naoh.blogspot.com/2010/09/el-perfume-y-las-pretensiones-de-la.html
ALGUNAS PREGUNTAS SOBRE LO ESTÉTICO

¿Qué es lo estético?    La actitud estética, o la "Forma estética de contemplar el mundo"; es generalemente contrapuesta a la actitud práctica, que sólo se interesa por la utilidad del objeto en cuestión. Para contemplar un paisaje hay que "percibirlo por percibirlo", no con alguna otra intención; hay que saborear la experiencia de solo percibir con sus detalles.








http://www.taringa.net/posts/arte/4452889/Las-Mejores-obras-de-arte-de-la-Historia___.html




Incluir dentro de la respuesta el objeto de estudio de la estética, lo que se puede considerar como estético y qué no, entre otros elementos que hagan parte de la definición de un concepto tan importante como este.

No podríamos dar una respuesta definitiva sobre lo que es o no lo estético, pues no hay reglas para determinar la percepción en sí misma, no hay conceptos que nos lleven a la edificación de reglas, para definir lo estético, no hay condición sine quo non para determinar aquello verdaderamente estético.
No hay belleza ni fealdad  absolutas.
"Para discernir si algo es bello o no, referimos la representación, no por el entendimiento al objeto con vistas al conocimiento, sino por la imaginación (tal vez unida al entendimiento) al sujeto y al sentimiento de agrado o desagrado experimentado por éste".( Immanuel Kant: Crítica del juicio).
EL objeto de estudio de lo  estético es la esencia y percepción de la belleza.



• Estudiar la esencia y la percepción de la belleza.
• Estudiar el significado de la belleza
• Se encarga de evaluar y analizar el arte utilizando un método de comunicación visual.
• Estudia la relación de las obras de artes con la realidad

Por otro lado, se habla de actitud estética o la forma estética de contemplar el mundo es decir sin ningún interés propio solo es contemplar el objeto en su esplendor, profundidad, armonía sin ningún interés particular.
Lo no estético es lo que se mira con un interés propio que tiene un valor tangible o intangible un ejemplo de lo no estético es observar un bosque y fijarse en las clases de arboles para hacer una investigación el valor es encontrar los tipos de arboles y distinguir cada uno de ellos en este acto no hay actitud estética porque se antepone la relación del sujeto con el objeto.


Publicado por: Yurisam Mancilla 
Que quiso decir Kant en su afirmación:






"La complacencia que determina los juicios del gusto es ajena a todo interés. Llamamos interés a la complacencia que lleva aparejada para nosotros la representación de la existencia de un objeto"

Kant, permite determinar que la vivencia estetica de la percepción o representación es diferente para cada sujeto; pues, se trata de saber, si la sola representación del objeto produce en el crítico, una sensación de agrado o desagrado desde la complacencia de la contemplación; es el resultado de la armonía entre las facultades de imaginación y entendimiento, libre de conceptos, inducida por la misma forma.


"Según nos propone el módulo: "El gusto es una percepción subjetiva, algo particular.  Es una especie de sentido formal, lleva a la cooparticipación del propio sentido del placer y el dolor". Que es el gusto? si hay relación entre el gusto y conocimiento, pero también se presentan sus grandes diferencias. El juicio de gusto, se diferencia del juicio de conocimiento en que no tiene en su base concepto alguno del sujeto, sino que se relaciona inmediatamente con el sentimiento de placer o displacer del sujeto.



BIBLIOGRAFIA

Cardozo, Jairo.(2007). Módulo Estética. Bogotá: Unad.  
http://html.rincondelvago.com/introduccion-a-la-estetica.html
http://www.monografias.com/trabajos/epistemologia2/epistemologia2.shtml
http://www.cibernous.com/glosario/alaz/estetica.html
http://www.wikilearning.com/articulo/el_gusto_estetico_en_la_sociedad_postindustrial-el_gusto_estetico_como_facultad/17785-1

http://www.taringa.net/posts/arte/4452889/Las-Mejores-obras-de-arte-de-la-Historia___.html


 




 

domingo, 20 de marzo de 2011

Algunas preguntas sobre lo estético


ALGUNAS PREGUNTAS SOBRE LO ESTÉTICO



¿Qué es lo estético?, incluir dentro de la respuesta el objeto de estudio de la estética, lo que se puede considerar como estético y qué no, entre otros elementos que hagan parte de la definición de un concepto tan importante como este.

No podríamos dar una respuesta definitiva sobre lo que es o no lo estético, pues no hay reglas para determinar la percepción en sí misma, no hay conceptos que nos lleven a la edificación de reglas, para definir lo estético, no hay condición sine quo non para determinar aquello verdaderamente estético.
No hay belleza ni fealdad  absolutas.
"Para discernir si algo es bello o no, referimos la representación, no por el entendimiento al objeto con vistas al conocimiento, sino por la imaginación (tal vez unida al entendimiento) al sujeto y al sentimiento de agrado o desagrado experimentado por éste".( Immanuel Kant: Crítica del juicio).
EL objeto de estudio de lo  estético es la esencia y percepción de la belleza.

Pintor colombiano Héctor Toro. http://bajaartists.com/guest/hector-toro/










La estética de lo Feo?

La estética de lo feo

Por Pedro Crenes Castro | Reportajes | 9.07.09
Feos¿Dónde está la belleza? ¿Qué es feo, por qué lo es? Cuando nos detenemos a observar a nuestro alrededor nos damos cuenta de que los matices entre lo que es estéticamente hermoso y lo que no lo es son muy delicados. Yo, que me he tenido siempre por feo, he sentido una fascinación especial por los que no tienen de parte de los dioses el amargo (o no, vaya usted a saber) “don” de la belleza. Por eso, por esa fascinación, una buena tarde, me encontré en la Feria de Libro Antiguo y de Ocasión con un texto de Karl Rosenkranz que por allá por 1853 publicara bajo el título su Estética de lo feo (publicado en español por Julio Ollero Editor, 1992) un ensayo filosófico que trataba de establecer las bases sobre lo que es o no feo, no en un sentido estrictamente estético sino filosófico y moral. Lo compré y lo leí a trompicones y me hice una idea del asunto. Situaba Rosenkranz lo feo entre “lo bello en sí” y “lo cómico” como si de un paso intermedio se tratase. Pero aquí no vamos a meternos con la escuela hegeliana ni con uno de sus principales exponentes. Se trata de observar por dónde anda hoy el concepto.
La fealdad ha fascinado desde siempre al ser humano y más aún con la llegada de las imágenes portátiles, fotos sobre todo, la fealdad ha sido un rasgo sensiblemente atractivo.
Joseph MerrickPensemos por ejemplo en Joseph Merrick el famoso “Hombre elefante”. Por lo que sabemos su caso fascinó a todos en su época y los que se acercaron a él lo primero que deseaban conocer era esa brutal fealdad, querían mirar esa rareza de cerca. Es un hecho que este hombre era un ser humano extraordinario pero el resto no lo percibía así, por lo menos de entrada. Merrick, seguro, no tenía nada más que no tuviesen otros hombres de su época excepto su extrema fealdad.

LA ESENCIA DE LO ESTÉTICO. Friedrich Kainz

LA ESENCIA DE LO ESTÉTICO. Friedrich Kainz



Puntos de vista teórico, práctico y estético


El adjetivo "estético" no tiene para nosotros una significación objetiva, sino, en primer término, una significación de estado, funcional. Designa un determinado punto de vista, un tipo de apercepción, una manera de concebir la vivencia de la captación de los valores y del comportamiento cultural espiritual.
El mejor camino para explicar la peculiaridad y el carácter específico e irreductible de este punto de vista consiste en poner algunos ejemplos que ilustren la mutua distinción entre este modo de enfocar las cosas y los demás. Supongamos que tres hombres recorren un bosque. Uno de ellos es botánico. La belleza del bosque le es indiferente; lo que busca en los árboles y en las plantas, al examinarlos, es una visión teórica de su morfología, de la fisiología genética y sistemática vegetal; toda su preocupación se dirige a ver las cosas tal y como ellas son en sí mismas. Su actitud obedece a un punto de vista teórico intelectual. El segundo de los tres hombres de nuestro ejemplo es un leñador: ha recibido orden de entregar una determinada cantidad de madera, y examina los árboles buscando los más adecuados para cortarlos y sacar de ellos la madera que debe suministrar. El punto de vista de este segundo personaje es absolutamente práctico. El tercero es un excursionista, entusiasta de la naturaleza. No ha venido al bosque tratando de enriquecer sus conocimientos ni su visión teórica; tal vez no sabe siquiera o, si lo sabe, no se preocupa de ello si los árboles que tiene delante son pinos o abetos. Le tiene sin cuidado, asimismo, el aspecto económico material del bosque. Lo único que en él busca es contemplarlo, recrear en él su mirada. No mira, por decirlo así, por encima del bosque, hacia otros objetivos, sino que deja que su mirada se pose amorosamente en él complaciéndose en contemplarlo con despierta y profunda sensibilidad. El suyo es el punto de vista estético.
Otro ejemplo. Varias personas ven cómo una casa arde en medio de la noche. Una de ellas se pone a cavilar cómo ha podido producirse el incendio y examina la posibilidad o las posibilidades de que se extienda. Adopta, al hacerlo así, el punto de vista teórico intelectual. Otra, impulsada por un sentimiento activo de compasión hacia los moradores de la casa, corre a ella para prestarles socorro y ayudar en la extinción del incendio: adopta, por tanto, una actitud eminentemente práctica. El tercer punto de vista posible, el estético, es el de quien no se para a pensar ni corre a apagar el fuego, sino que lo contempla, sencillamente, viendo en él un espectáculo bello, aunque pavoroso.
Ni siquiera las obras de arte pueden estar seguras de encontrarse siempre con una actitud estética por parte de quien las contempla, aunque en este caso la actitud del espectador no es tan facultativa como en los casos anteriores, sino que siempre y cuando que sea la adecuada al objeto se ve encauzada por él hacia determinados derroteros. Cuando un profesor de estética examina una catedral gótica para ver cómo se han resuelto en ella los problemas planteados por la técnica de la bóveda, aborda la obra arquitectónica contemplada con una actitud teórico intelectual. El que, a la vista de la catedral, se lamenta de lo que considera como un derroche de dinero y de trabajo, por creer que los medios empleados para levantarla habrían podido invertirse con mejor fruto, se coloca en el punto de vista práctico. Quien contempla la catedral desde el punto de vista estético es el que se limita a recrearse con la sublime belleza de su fábrica, sin ver en ella más que los valores impresionantes, emotivos, que la mera contemplación de la obra revela.
La vivencia de gozo que se produce en los casos del pleno y puro comportamiento estético se distingue por rasgos propios y característicos de los valores positivos de vivencia en que se traduce el comportamiento intelectual, ético práctico, religioso, etc. Quien contempla con deleite un capullo de rosa recién abierto y bañado por el rocío de la mañana, quien escucha con placer una bella melodía o sigue con profunda emoción el desarrollo de un drama en la escena, se entrega a una vivencia de una estructura psíquica específica y peculiar. No es necesario tener una gran capacidad de introspección para darse cuenta, en lo que a esa estructura psíquica se refiere, de que la satisfacción del espíritu que en tales casos se produce fluye directamente del simple hecho de contemplar o escuchar lo que nos deleita o conmueve.
Nos comportamos estéticamente ante las cosas y ante sus formas cuando las contemplamos y vivimos sin buscar otra finalidad que lo que ellas puedan dar a nuestro sentimiento. Lo específico y peculiar de la actitud estética reside en que, al adoptarla, nos entregamos por entero a la contemplación o a las percepciones del oído, sintiendo con ello como un estado de beatitud, sin ir más allá ni buscar nada más allá de esta pura impresión. Sin que, al decir esto, queramos referirnos tan sólo, naturalmente, al lado externo de la percepción sensible, sino al acto de la captación y asimilación espiritual, considerado en su conjunto.
Añadiremos aún unas cuantas palabras para tratar de esclarecer todavía más a fondo la distinción entre estos tres puntos de vista. Al punto de vista intelectual, que, plenamente desarrollado y en toda su pureza, es siempre un punto de vista teórico, no le interesa nada del objeto, ya que éste no tiene, para él, ningún contenido real de vida, ningún valor real. El teórico aspira únicamente a conocer las cosas, sin extraer de ellas ninguna utilidad práctica. El objeto sobre el que recae la consideración teórica es objeto de un conocimiento, puro; lo que se busca es la verdad, siendo relativamente secundario, para el teórico puro, el que esta verdad sea o no provechosa, el que se pueda o no sacar de ella alguna utilidad.
El punto de vista que asumimos en la conducta de la vida real y que sometemos, en primer lugar, a la normación de la ética y, en segundo lugar, a las reglas de la economía, es un punto de vista eminentemente práctico. Lo que aquí se tiene en cuenta es la licitud moral y jurídica de los actos, así como también la utilidad y la conveniencia de éstos para la vida, valorándose las cosas según su idoneidad para la consecución de ciertos fines. El concepto de fin ocupa, aquí, un lugar primordial, lo que hace que el comportamiento práctico se revele como lo diametralmente contrario a la actitud estética.
Considerado desde el punto de vista estético, el objeto no es nunca medio para un fin, sino siempre un fin en sí (es lo que llamamos la autotelia de lo estético). No se busca ni se indaga, aquí, la utilidad real, la idoneidad práctica, el progreso del conocimiento, la verdad ni el valor moral. El punto de vista estético es, por ello, el reverso completo del comportamiento práctico. Pero también se distingue esencialmente del punto de vista teórico, aunque tenga con éste, sin embargo, ciertos puntos de contacto. Más adelante nos referiremos de nuevo a esto.
Nos sentimos incitados a adoptar una actitud estética, dice K. Köstlin, cuando el objeto nos atrae y fascina de tal modo por su forma, que nos entregamos con deleite a su contemplación, sin apartar la mirada de él. Lo característico de esta actitud contemplativa, que no es una actitud intelectual, ni una actitud operante, activa, pero tampoco una actitud de goce sensual, consiste en que nos estimula y llena nuestro espíritu de afanes deleitosos, pero de un modo fácil y agradable, con una gran libertad y sin imponemos el esfuerzo de un trabajo "serio", práctico, obligatorio y encaminado a un fin.
Contemplación, desinterés y pureza
Es usual la tendencia a expresar el comportamiento estético por medio de los criterios estampados en este epígrafe, siendo bastante marcada la coincidencia que en este sentido apreciamos.
Contemplación es la antítesis de todo comportamiento activo, desplegado para la consecución de fines externos y puesto al servicio de las aspiraciones y los objetivos prácticos de la voluntad. La pureza tiende, asimismo, a significar que la conducta contemplativa, entregada a la intuición sensible, se halla libre de toda relación con cualquier fin práctico, de todo interés egoísta.
Según Kant, el comportamiento psíquico del hombre puede denominarse estético cuando es desinteresado (o, por mejor decir, ainteresado). Esta característica, esencial para llegar a captar la esencia de lo estético, no significa, ciertamente, carencia de interés, indiferencia: lejos de ello, toda auténtica obra de arte suscita en nosotros un interés intenso y profundo. Existe, ciertamente, un interés, en el sentido de la simpatía por el objeto, pero no un interés de orden práctico, el afán de obtener ventajas materiales o una utilidad real para la vida.
La palabra “interés" tiene, como es sabido, dos sentidos. Significa, en primer lugar, el estímulo espiritual, la excitación de las funciones psíquicas, el interés espiritual por algo. Interpretado en este sentido, el interés es una sensación intelectual, enlazada a los actos de intuición y de conocimiento y que para nada perturba o tergiversa la vivencia estética. Significa, en segundo lugar, una ventaja, el deseo de una utilidad material para la vida, el interés en algo; en este sentido, se habla de los intereses de un capital o se llama interesado a un hombre que vive atento a lo que pueda reportarle una ventaja. Nos referimos, con ello, a una sensación de la voluntad que nos impulsa a realizar actos encaminados a apropiarnos aquello que apetecemos o a sacar de ello ciertas ventajas de orden material. Este interés es el que Kant considera incompatible con la conducta puramente contemplativa, característica del comportamiento plenamente estético.
He aquí las palabras de Kant: "La complacencia que determina los juicios del gusto es ajena a todo interés. Llamamos interés a la complacencia que lleva aparejada para nosotros la representación de la existencia de un objeto. Este guarda siempre, por tanto, relación con nuestra capacidad de apetencia, bien como razón determinante de ella, bien como algo necesariamente relacionado con su razón determinante. Ahora bien, cuando nos preguntamos si algo es bello, no tratamos de saber si esperamos o podríamos esperar algo de la existencia de una cosa, sino sencillamente cómo la enjuiciamos desde el punto de vista de la simple contemplación (intuición o reflexión)."
La existencia real del objeto de mi vivencia estética de percepción o representación es indiferente para mí, toda vez que no quiero ni espero de él nada práctico, que no mantengo con él ninguna relación seria. Se trata, simplemente de saber si la sola representación del objeto lleva aparejada, en mí, una sensación de agrado. Según Kant, "los juicios del gusto son puramente contemplativos, es decir, juicios que, mostrándose indiferentes en lo que se refiere a la existencia de su objeto, sólo se preocupan de una cosa: de saber si provocan en nosotros la sensación de agrado o desagrado". Cuando digo que tengo interés por un objeto, quiero decir, entendida la cosa en este sentido, que la existencia de ese objeto significa algo para mí, que me importa su existencia empírica, el objeto mismo, y no meramente su imagen, su representación, la qualitas y la essentia, pura y simplemente. En cambio, cuando por "interés" entendemos el que nos sugiere el puro y simple modo de ser de algo dado, nada puede objetar a ello la estética de la contemplación. Hay que saber distinguir, por tanto, entre interés real e interés ideal. Y asimismo subraya E. von Hartmann, quien en éste como en otros puntos atenúa el rigorismo estético de Kant, que la forma de la apariencia estética es perfectamente compatible con la existencia de un interés ideal por la representación de un objeto, por la existencia irreal de éste.Toda otra actividad humana, si ha de tener un sentido, tiene que encaminarse a un fin; el comportamiento estético, en cambio, se caracteriza por ser algo desinteresado, entendiendo por interés la referencia práctica a un fin. El comportamiento no aspira, aquí, a nada fuera de sí mismo y del objeto que le sirve de contenido, puramente en cuanto a su modo de manifestarse, en la imagen pura con que se revela a nuestra contemplación. En el instante mismo en que se desliza en el comportamiento estético un fin externo, cualquiera que él sea, aquél deja de ser lo que es o pierde, por lo menos, su pureza. El modisto que estudie los cuadros históricos de un Delacroix para sacar de ellos modelos de vestidos, no experimentará una vivencia estética ante esas obras de arte.
El comportamiento estético debe entregarse al objeto en actitud de pura contemplación, no debe trascender de él, exceptuando las asociaciones necesarias, es decir, las impuestas por el objeto mismo.Y debe hallarse, sobre todo, libre de todos los pensamientos egoístas inspirados por el afán de posesión o el sentimiento de la repulsión. La contemplación de un cuerpo desnudo de mujer no constituye una vivencia estética cuando el hombre que lo contempla se siente dominado por el impulso erótico o torturado por el deseo de que el cuerpo que se ofrece a su mirada fuese el de su mujer. Estos pensamientos frustran la vivencia estética, por muy perfecta que sea la belleza del cuerpo femenino que se tiene ante la vista. Quien contemple una espléndida casa de campo, no desde el punto de vista de sus cualidades arquitectónicas, sino acuciado por el deseo, determinante de toda su actitud y de todos sus pensamientos, de llegar a poseer una mansión tan confortable como aquélla, es decir, con un sentimiento de envidia o apetencia que empaña la pureza de la contemplación, rompe con ello la vivencia estética.
Pero más destructivo aún que el afán de la posesión es el sentimiento de la repulsión. Ante cosas desagradables, es corriente oír exclamar: “¡Qué horror! ¡Eso es antiestético!" Esta reacción de repugnancia indica que nada atenta tanto contra el punto de vista puramente contemplativo, morosamente apegado al objeto, como el sentimiento de asco.
Para que la pura contemplación sea posible, es necesario que el objeto se halle distanciado de nosotros, fuera de órbita de nuestra vida práctica, que pase a segundo plano en nuestra conciencia toda relación real con el objeto, ya sea positiva o negativa, favorable o perjudicial. Es lo que queremos decir cuando hablamos del aislamiento estético. Lo estético es un valor muy frágil, fácil de quebrar, al que perjudica todo contacto con lo práctico, de cualquier clase que ello sea. Difícilmente podríamos encontrar un motivo de contemplación estética en el incendio que devora nuestra propia casa. La persona que se sienta objeto cómico a los ojos de los demás no encontrará en ello, ciertamente, una fuente de humorismo. La muerte de Sócrates, que hoy nos parece sublime y trágica, sólo pudo producir en sus deudos y amigos, en el momento de ocurrir, una sensación de espanto y de tristeza.
Por tanto, para que pueda darse la contemplación estética, hace falta que el objeto se desconecte de toda motivación de orden práctico, de todo interés. Esta ausencia de interés constituye una de las características esenciales del punto de vista estético.

*Friedrich Kainz, Estética, trad. de Wenceslao Roces, Fondo de Cultura Económica, México, D. F., 1952, pp. 56 59 y 72 75.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Aporte trabajo colaborativo 1


ANALISIS CRÍTICO UNIDAD 1 LO ESTÉTICO

El placer que producen en nuestro ser, aquellas experiencias de apreciación y contemplación y cuyo sentido de percepción, por parte nuestra no es  más que la catarsis, el lúdico juego de fruición  en nosotros mismos, que habrá de hacer surgir  en nosotros, un estado de comunión  con aquellos objetos que apreciamos, no solo por el placer que producen en nosotros, sino por lo inspirador que pueden sernos y donde su naturaleza  estética se erige como centro de ese espiral que hace que nuestras emociones aún las más pequeñas, las más  ocultas asciendan en intensidad y podamos reconocernos en nuestra propia humanidad, esa cualidad de ser que creímos perdida en el marasmo de la velocidad, que arrastra a  citadinos y rurales al sinsentido de sus propias ocupaciones, de sus cotidianidades, de sus oficios para la sobrevivencia y donde no queda, una fracción de tiempo para sumergirse en el color de un cuadro, en las formas y dimensiones de una escultura besada por un rayo de sol o acaso tocada por la niebla matutina, bajo un arco iris irreal que parece nacer de la copa de un árbol allá a lo lejos.
¡Ah si hiciéramos de la vida una estética! Derrotaríamos quizá la tiranía de la cifra, del número que pervierte y justifica  las grandes barbaries de nuestros días.
 Hemos perdido el goce de vivir, porque hemos perdido el asombro de estar vivos, porque nuestros sentidos se han atrofiado, porque hemos perdido la capacidad de ver las pequeñas cosas, las simples cosas, que no por simples dejarán de ser reveladoras, manifestantes de extrañeza,  una piedra con su forma de rostro humano, la tonada del  rio que parece revelarnos sus secretos en medio del silencio de los árboles, hemos preferidos estar ebrios sin revelación alguna  tontamente ebrios, violentamente ebrios, sin ninguna dimensión que pueda llevarnos a un estado alterado de conciencia donde alcancemos un estado de plenitud o sublimación que nos conduzca a la creación.
Se trata pues de recuperarnos de no quedar vencidos en este mar de información, de imágenes que lastiman el espíritu hasta hacernos insensibles, bajo los aullidos de taladros, de chillidos de máquinas y autos expeliendo su humo venenoso hasta nublarnos la mirada y no reconocer más que sombras en los iniciales resplandores del alba.
Hemos perdido la actitud estética, porque hemos priorizado  nuestra importancia personal, situándola  por encima en la relación que establecemos  con el objeto estético, haciendo otras lecturas del objeto que rayan en el discurso cientificista, utilitario, religioso, económico, etc.